martes, 28 de diciembre de 2010

El agua caliente provoca un leve descenso en su presión arterial, al tiempo que quema su piel. Unos cuantos minutos y se acostumbra a la sensación de ardor, tal como alguna vez  lo hizo con las frases denigrantes e insensatas. Le duele bastante menos estar sumergida en el infierno de un baño de tina que en la prisión de una mente enferma, tornándose extrañamente placentera la quemadura generada por el líquido espumoso en contacto con su cuerpo.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Stravinsky

En un mundo donde supuestamente los hijos no se regalan, una calurosa tarde de abril llegó a mis manos un recién nacido.
-¡Nuestro hijo!- dijimos tontamente al unísono, mirándonos como dos idiotas. Era fácil ser padres de quien sólo necesita treinta centímetros cúbicos de agua, cada dos semanas, para sobrevivir.

Stravinsky lo nombró su padre, porque en aquel entonces retumbaba en su cabeza la melodía de La consagración de la primavera y Pájaro de fuego. O quizás, simplemente, porque amaba la música.

Su ilusa madre, es decir yo, aunque ignorante en el tema de las notas, melodías y acordes, también viví un retumbar indescriptible de imágenes y sensaciones, imposibles de descifrar. Lo cierto es que se sentía demasiado bien, hasta que la decadencia del otoño dio paso a uno de los inviernos más tormentosos de los cuales tenía registro. Lástima que lo bueno dura poco.

En ocasiones el sol lograba salir dificultosamente por entre los nubarrones, dando la sensación de falsa paz, pero apenas se comenzaba a aquietar el corazón, volvían los chubascos, y con ellos, la humedad, penumbra e incertidumbre.
Es ilógico, pero mientras más distantes  y perdidos entre la niebla nos encontrábamos los simbólicos progenitores, parecía que Stravinsky crecía con mayor rapidez, como si quisiera darme un mensaje implícito con ese acto.

jueves, 18 de noviembre de 2010

treintayseisdías


Dos kilos menos, indirectamente proporcionales al dolor.
El pelo quince milímetros más largo.
De igual estatura porque dejó de crecer hace varios años.
Siete suspiros al día, algunos sin motivo aparente, el resto por causas que no vale la pena desarchivar.
Sobredosis diaria de agua de hierbas, ojalá cedrón o bailahuén.
Un recuerdo invocado por noche antes de lograr dormir; una pesadilla cada tres.
Miles de preguntas las 24 horas.
La misma sensibilidad y capacidad de asombrarse.
Intacta la inseguridad y verdadera entrega.
Inalterables las siempre bienvenidas ganas de reír.
Exacerbada la necesidad de borrar ciertos episodios, pero mucha paz cuando éstos, lenta y tímidamente,  comienzan a difuminarse, como un mal sueño.

Y un fanatismo y admiración declarados por la increíble capacidad que tienen las palabras para expulsar a los demonios.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Todo sigue igual…
Los negocios, el paseo peatonal, las personas, incluso ese tipo con cara de psicópata que todos los días pasea a su escurridizo huron, como si el tiempo se hubiese detenido en un segundo.
 Quizás ciertas situaciones son inalterables y se repiten una y otra vez sin que nos demos algo de cuenta
O simplemente no queremos tomar conciencia, hundiéndonos en la inercia de los días.
A veces queda la sensación de que existen dos, o incluso tres días iguales, calcados, desagradablemente idénticos.
Y fluctúo entre la cercanía y lejanía de mis propias frases ¿Será que necesito defenderme de los fantasmas y recuerdos grises? Que pregunta más estúpida, obviamente no quiero que esas imágenes me toquen.
A pesar de todo, hoy caminé libre por el mismo asfalto donde antes fui castigada por ser indeseable.

lunes, 8 de noviembre de 2010



Se respira libertad, a pesar de las cuatro paredes que me encierran.
Ya no se escucha el ruido de las cadenas arrastrándose porque desaparecieron con la luz.
El agua de lluvia se encargó de comenzar el ritual de sanación.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Insomnus

Aun pienso que las vigas de madera adheridas al techo podrían caer en cualquier momento sobre mí. No puedo parar de observarlas, como si inconscientemente quisiera que cayeran.
El silencio se hace insoportable a medida que corren los segundos, provocando una sensación detestable de hormigueo en mis oídos.
Quiero dormir y no puedo. Quiero sentir los párpados pesados y dejar de escuchar el silencio. Imposible.
Una pastilla, una hora y nada. Por instantes creo quedarme sorda, ya que no se escucha absolutamente nada alrededor.
Maldito letargo que no llega.
Malditos químicos que no actúan.
Me muevo dentro de la cama. Unos minutos de lado, otros de espalda, quedando nuevamente frente a las vigas que sobre mí se posicionan simétricas y paralelas.
Ahora el hormigueo en los oídos se disfraza de un pito agudo y punzante, pero se detiene a los pocos segundos.
Puedo advertir que la quinta viga me observa. Está justo sobre mi cuello. Si llegase a caer, actuaría cual guillotina. Mi cabeza lograría separarse de mi cuerpo gracias al corte perfecto de la enorme navaja de madera. Lógica y emoción disociadas por un acto casual.

Cinco minutos y se inicia el sueño. Mis párpados descendieron hasta cubrir por completo el iris. Al fin caigo inconsciente en las manos antojadizas del Sr. B, quien me prohíbe hablar de vigas asesinas y noches de insomnio.
Diez minutos más y comienza la pesadilla.

jueves, 28 de octubre de 2010

En una noche de febrero particularmente fría, se abraza a sí misma mientras camina descalza por una calle de superficies poco acogedoras. Necesitando de sabores dulces, se escabulle entre pasajes y recovecos en búsqueda de su ansiado y desconocido almíbar, ante la mirada de extraños personajes que la escudriñan hasta provocarle nauseas.
Cruza la calle hasta la otra vereda.
Un segundo y su boca imagina el sabor de lo dulce, inundándose de una exquisita sensación que sacia su necesidad en rápidos bocados. Otro segundo y la imagen se desvanece, luego de confirmar que la noche continúa igual de fría e inhóspita.
Tanto las lágrimas derramadas como las contenidas se anulan aguardando por delicados intentos de ser consoladas.

martes, 26 de octubre de 2010



Salto y rozo el cielo, caigo en dos pies y me vuelvo a impulsar hacia un vuelo que traspasa toda lógica.
El aire tibio me mece,  acurrucándome en sus brazos eternos, pero las nubes celosas me miran con desprecio. Pobres de ellas que no saben más que llorar.
Me poso sobre una muy blanca, que al instante se torna gris. Introduzco las manos y luego mi cuerpo entero, enredándose mi pelo con las ínfimas partículas de cristales de hielo, empapándome por completo, hasta congelarme.

Sabio es el viento que provoca su descenso con dulces y tiernos resoplos, hasta que el hielo se debilita y la nube estalla en llanto, dejándome caer convertida en gota.

domingo, 24 de octubre de 2010

Respiro

La turbiedad se aclara con cada respiro racional.
Siempre enemiga de toda objetividad, me acerco y cobijo en ella buscando su perdón por tantos años de indiferencia.
Vuelvo a nacer, a reconstruirme como persona, a ser alma independiente que se desprende de toda culpa.
Brota en primavera  la mujer que anhela, ríe y sueña despierta, dando inicio al ritual de sanación y olvido.

lunes, 18 de octubre de 2010

Luto

Luzco tal cual siento.
Visto un luto invisible más real que cualquier trozo de género negro.
El dolor de la pérdida se multiplica con las horas, me desgarra y consume.
La culpa de un acto irracional se entremezcla entre los pensamientos de momentos maravillosos e inmortales.
El arrepentimiento se desayuna la punta  de mis pies pequeños y de arco pronunciado; planea devorarme  hasta el corazón destrozado, pero  lamentablemente  ya no sirve ni siquiera de alimento.

sábado, 16 de octubre de 2010

Desprenderse

Las letras son lo único que tengo para armar e intentar ordenar el puzzle en el que me convertí días atrás. Esas tímidas letras y su magia de rearmar en palabras y luego frases, los sentimientos revueltos dentro de una cabeza loca y corazón roto.
Te  marchas y no hay más que desnudez. Mi alma se despoja y vacía de su contenido que para todos es un misterio; contenido vital para dar brillo a los ojos y generar sonrisas.
Se apaga la luz en esta historia, pero tu perfume permanece  impregnado en mis  sábanas violeta. Aún puedo escuchar tu risa en los espacios vacíos, mientras el té se enfría esperando que lo bebas.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Palabra que arde y envuelve, espiral que asfixia mi propio vocablo.
Con tinta indeleble rayas mi piel, ensayando lo que tu garganta aún ignora.
Escribes con tus dedos en una lengua olvidada, absorbiendo mis poros el significado último de cada frase, al tiempo que inocentes consonantes y vocales se funden para contener el desamor en tres palabras.

domingo, 8 de agosto de 2010

En punta de Pies


En punta de pies quiero alcanzar tu frente con mi boca e impedir que los segundos se roben la sensación de calidez en mis labios.
Sonrío.
Te beso y traspaso la piel hasta diluirme en tus venas. Soy gota de sangre que se pierde en el calor de la corriente.
Me extiendo en ti, en tu cuerpo, en tus entrañas. Navego hacia tus ojos para observar a través de ellos e impregnarme de su perspectiva. Pero me expulsas en una lágrima que se evapora antes de caer al suelo.
No pierdo tiempo.  
Me transformo en la ínfima partícula de polvo que inconsciente inhalas y se anida en tus pulmones.



lunes, 26 de julio de 2010

Lágrimas

Lágrimas mezquinas incapaces de contener  la angustia de quien se despoja.
Me sumerjo en tus ojos dormidos, te escucho en el vacío indomable.
Malditas lágrimas que no logran dar consuelo al espíritu que sangra.
Con fuerza  te empujo hacia mi vientre, duermes una siesta, bostezas en la penumbra.
Intenso ardor del alma muerta que exhala el último suspiro de amor ciego.
Muy lento te libero, más lento aún olvido.
Poderosa y despiadada convicción que arrasa toda certeza de inmortalidad.
Descalza beso tu frente, descalza camino hacia atrás.

lunes, 19 de julio de 2010

Compases Contenidos

La música retumba en los muros desesperada por atravesar el duro concreto y así fundirse con el frio de una noche que se rehúsa al protagonismo del amanecer.
Las cañerías invaden el techo y las paredes de la calurosa sala, como seudo serpientes que reptan ansiosas luego de avistar a su presa.
Se respiran sudores anteriores y el olor a piel cansada.
Se palpa el agotamiento contenido sobre la alfombra gastada, en los errores e imperfección de melodías reproducidas una y otra vez.
La recursividad se hace canción.

jueves, 15 de julio de 2010


Falsa sensación de paz anidada en medio del caos; oasis de luz que se escurre entre desconsuelo y espanto.
Me aferro firme a tus pestañas saladas sin suerte y caigo. 
El cielo se ríe, los punteros del reloj siguen girando.

lunes, 12 de julio de 2010

______los___ instantes de quietud se tragaron mis ganas de asesinarte, como si el tiempo comprimido en un par de minutos me alimentase de la pAz necesaria para hacer bajar mis manos y alejarlas de tu cuello……….......................................................................................
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(((me vuelvo menos tolerante a la reflexión mientras más mal uso hago de sus propiedades)))


los segundos se persiguen ----estúpidamente----pisándose los pies; quizás_mañana se evapore mi cordura y tu silencio sea el mejor ejemplo de una historia asfixiada//

sábado, 26 de junio de 2010



En ocasiones, ni el sol puede ser visto como una promesa. Sus rayos opacados en la sombra, se pierden absorbidos por el frío de la mañana.
Regresiva e infantil, insisto en creer que es ese frío, quien con sus dedos mortíferos, asesina sin compasión a cada una de las hojas, desvistiendo a los árboles y dejando al desnudo su frágil esqueleto.
Las hojas, desprovistas de conciencia y cordura, se desprenden creyendo volar como pájaros sin alas. Caen, ilusas y optimistas, hasta que chocan con el suelo y se resquebrajan por su inerte condición.
Tierna ingenuidad de las resecas kamikazes; más arriba que el mismo cielo, el arquitecto de su caída, las mueve a su antojo como diminutas marionetas, mientras las tiñe de amarillo.