La turbiedad se aclara con cada respiro racional.
Siempre enemiga de toda objetividad, me acerco y cobijo en ella buscando su perdón por tantos años de indiferencia.
Vuelvo a nacer, a reconstruirme como persona, a ser alma independiente que se desprende de toda culpa.
Brota en primavera la mujer que anhela, ríe y sueña despierta, dando inicio al ritual de sanación y olvido.
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