Luzco tal cual siento.
Visto un luto invisible más real que cualquier trozo de género negro.
El dolor de la pérdida se multiplica con las horas, me desgarra y consume.
La culpa de un acto irracional se entremezcla entre los pensamientos de momentos maravillosos e inmortales.
El arrepentimiento se desayuna la punta de mis pies pequeños y de arco pronunciado; planea devorarme hasta el corazón destrozado, pero lamentablemente ya no sirve ni siquiera de alimento.
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